Entre hielo y aceitunas

El olor que permanece más vívidamente en mi memoria es el de los hotcakes que mi abuela nos preparaba para el desayuno cuando la visitábamos: vainilla dulce acompañada de calidez. Me considero una mujer afortunada, pues el cariño familiar nunca me ha faltado.

Al iniciar mi vida un seis de febrero del dos mil, fui recibida con alegría y desde pequeña mostré cierto desdén a las palabras; soy muy curiosa para tocar y picar todo lo que veo, pero prefiero escuchar ates que comentar. Cuando mi madre estaba embarazada se le antojaban mucho las aceitunas y masticar cubos de hielo; dicen que es un mito que los antojos definen el sexo y el carácter del hijo, pero es curioso como concuerda con mi gusto por las aceitunas y mi forma introvertida de ser.

Jessica frente a la ventana | Cuautitlán Izcalli | 2021

En 2 mil cuatro mis padres decidieron cambiar nuestra residencia de Naucalpan de Juárez a Cuautitlán Izcalli, donde resido hasta el día de hoy; claro que en esos años el municipio 121 era más tranquilo y con poca afluencia de gente, parecía un buen lugar para criarnos a mi hermana mayor y a mí.

Me enseñaron que no debo tener miedo, intentarlo muchas veces hasta lograrlo y no rendirme, por eso jamás me ha importado ensuciarme las manos o dejarme moretones. Durante mi infancia quería ser gimnasta o bailarina de ballet, pero mis padres no podían costear los cursos; después, en mi adolescencia decidí que sería veterinaria por mi amor a los animales, sin embargo, descubrí que no tengo el corazón ni el estómago para verlos sufrir; luego le encontré cariño al dibujo y la pintura, mi decisión final era convertirme en artista plástica lo cual no le agradó mucho a mi familia, aun así sería yo quien me enfrentaría al difícil mundo de los artistas.

Siempre he creído que las cosas pasan por algo y en lugar de llenarme las manos de pintura, terminé redactando notas periodísticas, creando contenido y encontrando que las tomas diagonales en una película representan la inestabilidad del personaje. La Universidad Nacional Autónoma de México se convirtió en mi segunda casa desde mis quince años, pero fue la Facultad de Estudios Superiores Acatlán quien me recibió y me enseñó todo lo que sé ahora.

A lo largo de los años, he experimentado numerosos amores, pero mi corazón siempre pertenecerá a mis fieles compañeros caninos. Cada perro que ha cruzado mi vida, ya sea callejero o propio, ha dejado una huella imborrable en mi corazón, cada carita, color y colita alegre residen en mis memorias. Me es imposible no amar a los perros. Actualmente cuido de dos pequeños: Kiro y Dowy, sería capaz de todo por ellos.

Mi gusto por los colores y las formas no ha desaparecido, por eso todo lo que hago trato de que se vea fresco y atractivo. Encontré en la música coreana ese adictivo visual que buscaba, su estética y composición me fascina. Además de eso, descubrí una fascinación por el doblaje y la locución, por eso siempre me esmero en dar lo mejor de mí, todo para alcanzar mis sueños.

Esta es mi historia en grandes rasgos, siempre apoyada y amada por mi familia a quienes dedico mis logros; porque, aunque la vida sea ácida como aceitunas o fría como hielo, lo importante es encontrarle el sabor rico y fresco para seguir adelante.